La Doctrina Social de la Iglesia (también, Doctrina Social Cristiana) es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basado en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia católica. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y el Catecismo católico la definen como un cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia
Tal como afirma el Cardenal Martino en la presentación del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, La doctrina social cristiana es parte integrante de la concepción cristiana de la vida, con la que el beato Papa Juan XXIII, en la encíclica Mater et magistra abría el camino, hace ya muchos años, a las sucesivas, importantes y profundas precisiones de Juan Pablo II: La enseñanza y la difusión de esta doctrina social forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia ; la doctrina social, instrumento de evangelización(...) anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre.
No obstante, la primera encíclica social fue la Rerum novarum, escrita por León XIII el 15 de mayo de 1891, en el contexto de los eventos de naturaleza económica y social que se produjeron en el siglo XIX, como la Revolución Industrial y la "Cuestión obrera" dicha inquietud social no da inicio con dicho documento, pues la Iglesia considera que jamás se ha desinteresado de la sociedad.
La Iglesia deja claro que su doctrina social no es una «tercera vía», un camino intermedio entre el capitalismo y el socialismo. No tiene nada que ver con una agenda económica o política, y no es un «sistema». Aunque, por ejemplo, ofrezca una crítica del socialismo y el capitalismo, no propone un sistema alternativo. No es una propuesta técnica para solucionar los problemas prácticos, sino más bien una doctrina moral, que surge del concepto cristiano de hombre y de su vocación al amor y a la vida eterna. Es una categoría propia.
La doctrina social, además de dirigirse de forma primaria y específica a los hijos de la Iglesia, tiene un destino universal. La luz del Evangelio, que la doctrina social refleja sobre la sociedad, ilumina a todos los hombres: todas las conciencias e inteligencias son capaces de captar la profundidad humana de los significados y de los valores expresados en esta doctrina, así como la carga de humanidad y humanización de sus normas de acción.
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